viernes, 4 de diciembre de 2009

LOS JARDINES COLGANTES DE BABILONIA EN IRAK

LOS JARDINES COLGANTES DE BABILONIA EN IRAK

Partiendo de una historia de amor, los Jardines Colgantes de Babilonia han quedado eternizados en el tiempo y forman parte de una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. La historia cuenta que hacia el año 600 a. C. Nabucodonosor II, rey de Caldea, quiso regalar a su esposa, Amytis, un presente con la intención de demostrarle su amor.

Así fue como nació este hermoso proyecto diseñado por los arquitectos de Babilonia, quienes, según algunas versiones, diseñaron unos exuberantes jardines sobre un área de 19.600 metros cuadrados que contaban con un conjunto de terrazas de piedra abovedadas sostenidas sobre pilares cúbicos en donde se podían plantar árboles de gran tamaño. Por otra parte, estas terrazas estaban alimentadas por varios arroyuelos que obtenían agua de un depósito ubicado en la terraza más alta. De acuerdo a los relatos, al mirar la obra desde abajo las terrazas parecían suspendidas en el tiempo.



Otras versiones indican que probablemente los jardines no colgaban en sentido literal y que la confusión se debe a una traducción incorrecta de la palabra griega “kremastos “o del término “pensilis”, que significa “sobresalir” por lo que esta palabra podría aplicarse a las terrazas o a los balcones.

Más allá de las leyendas, las excavaciones arqueológicas realzadas en Irak, donde se encontraba la antigua ciudad de Babilonia, demostraron que, efectivamente, allí descansó un palacio. Además, se encontraron restos de la construcción abovedada y una irrigación aunque una vez más las teorías difieren y mientras que algunos aseguran que se trata del antiguo jardín colgante otros afirman que no.

Sea como sea, la sola idea de un paraíso de flores en medio del desierto resulta por demás atractiva.



LOS JARDINES COLGANTES DE BABILONIA

Nos disponemos ahora a realizar un prodigioso salto hacia delante en el tiempo: nada menos que dos mil años deben transcurrir para que nuestro viaje nos lleve a la famosa Babilonia - llamada Babel en la Biblia - a orillas del Éufrates. A pesar de que el nombre de esta ciudad figura en los anales de la historia desde hace dos milenios, vemos que todas las construcciones son nuevas y recientes: y es que los asirios la destruyeron hasta los cimientos. Pero al fin los babilonios, con la ayuda de los medos y los escitas, vencieron por completo a los asirios, y la ciudad fué esplendorosamente reconstruída.
Estamos a mediados del siglo VI a. de C., y gobierna el rey Nabucodonosor II, el más famoso de todos los del mismo nombre. Además de un gran guerrero y conquistador, Nabucodonosor es también un gran arquitecto: la ciudad rebosa de construcciones monumentales. Sin embargo, algo se echa de menos en esta majestuosa ciudad: todo es demasiado llano, demasiado rectilíneo. Si subimos lo suficientemente alto, veremos toda la ciudad de un vistazo.



Esto entristece a Amytis, la esposa de Nabucodonosor. Ella es una princesa meda, y se crió en montes y colinas exuberantes de vegetación. Esta tristeza disgusta al rey. ¿Acaso no es el más famoso constructor de su tiempo? Enseguida ordena traer grandes piedras, pues los ladrillos utilizados normalmente no resisten bien la humedad. Así, edifica una serie de terrazas escalonadas en las cuales deposita la tierra necesaria y empieza a plantar árboles, flores, arbustos, etc. También construye una máquina semejante a una noria que transportará el agua desde un pozo hasta los jardines para regarlos. En poco tiempo, éstos rebosan de vegetación, y las copas de sus árboles se divisan incluso desde fuera de las dobles murallas de la ciudad. Nabucodonosor ha conseguido crear un aparente monte cubierto de exuberante vegetación.
Sobre los jardines colgantes existe también una leyenda, que sitúa la fecha de su construcción cinco siglos antes, a finales del s. XI a. de C. Según esta leyenda, es la reina Shammuramat, llamada Semíramis por los griegos, quien construye los jardines. Shammuramat gobierna el imperio asirio como regente de su hijo Adadnirari III, desde la muerte del rey Shamsidad V, y además de construir los jardines colgantes, conquista la India y Egipto. Termina sus días suicidándose a causa del dolor que le produce descubrir una conjura contra ella urdida por su hijo. Algo trágico... como era de esperar en una leyenda, sobre todo teniendo en cuenta que fueron los griegos quienes la recogieron.
En el año 539 a. de C. los persas conquistan Babilonia, y ello provoca su decadencia. La población va menguando y, para cuando Alejandro Magno visita la ciudad (sobre el 326 a. de C.) parte de ésta se encuentra en ruinas. La destrucción definitiva tiene lugar en el año 126-125 a. de C., fecha en la que el parto Evemero conquista la ciudad y la incendia. Desde entonces no quedan más que las ruinas a orillas del Éufrates.



LA LEYENDA DE LOS JARDINES COLGANTES DE BABILONIA

La leyenda de los jardines colgantes de babilonia
Una de las antiguas Siete Maravillas del mundo está relacionada con el tema que tocamos en esta página, y son los llamados jardines colgantes de Babilonia. La ciudad de Babilonia pertenecía a un reino de igual nombre, ubicado en la Mesopotamia, a orillas del río Eufrates, en la actual Iraq. Fue fundada hacia el 2500 a.C. y cobró importancia 500 años después, pero recién durante el reinado de Nabucodonosor II (605 adC - 562 adC), después de grandes guerras, la ciudad fue embellecida y además de los jardines colgantes se contruyó la Puerta de Istar.



Cuenta la leyenda que este rey quiso rendirle homenaje a su esposa, haciéndole un regalo que le mostrara su amor por ella, y a la vez le recordara las montañas de su tierra nativa, tan diferentes a la llanura babilónica. Y, en lugar de lo que cualquiera imagina al escuchar “jardines colgantes”, la vegetación se disponía en terrazas o balcones, sobresalía, y es justamente una mala traducción del griego kremastos la que llevó a la actual denominación de “Jardines colgantes de Babilonia”. Los jardines se construyeron llevando a la ciudad grandes rocas, que a diferencia de los ladrillos utilizados en la construcción en esa época, eran más resistentes a la humedad y erosión.
Se acomodaron formando terrazas escalonadas, donde se colocó la tierra necesaria y se empezó a plantar árboles, arbustos, plantas con flores, etc. Además, se diseñó y construyó maquinaria de riego: una noria, que servía de transporte para el agua desde las zonas de pozos hasta las de riego. El clemente clima mesopotámico, sumado a la eficacia de los instrumentos babilónicos, llevaron a que en poco tiempo los jardines estuvieran repletos de plantas, y cuenta la leyenda que las copas de los árboles se podían divisar desde fuera de las inexpugnables murallas que protegían a la ciudad. En el año 539 a. de C. los persas lograron conquistar Babilonia y sobrevino la decadencia de la esplendorosa ciudad. La población menguó sobre el siglo IV aC, cuando Alejandro Magno visitó la ciudad ya habían partes en ruinas. Fue definitivamente destruida con la conquista de Evemero, quien la prendió fuego, en el año 125 antes de Cristo. En el primer siglo antes de Cristo, el filósofo griego Estrabón describió a los jardines colgantes de Babilonia: “Este consta de terrazas abovedadas alzadas unas sobre otras, que descansan sobre pilares cúbicos. Éstas son ahuecadas y rellenadas con tierra para permitir que árboles de gran tamaño sean plantados. Los pilares, las bóvedas, y las terrazas están construidas con ladrillo cocido y asfalto.”

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